El tobillo es una de las articulaciones que más carga soporta en la vida diaria y durante la práctica deportiva. Cada paso, cada salto o cada giro exige que esta estructura responda con estabilidad y movilidad a la vez, por lo que se encuentra expuesta constantemente a torceduras, esguinces y sobrecargas.
Un aspecto muchas veces subestimado en la prevención de lesiones es el calzado; sin embargo, la elección incorrecta de los zapatos puede desencadenar desde molestias leves hasta afecciones que comprometan la movilidad a largo plazo.
Por esta razón, es indispensable comprender la importancia de atender microlesiones deportivas, pues son precisamente esas pequeñas señales de alerta las que anuncian que un calzado inadecuado está provocando estrés acumulado en los tejidos.
Importancia del calzado en la prevención de lesiones
La función principal del calzado es servir como intermediario entre el pie y el suelo, distribuyendo las cargas, favoreciendo la estabilidad y reduciendo el impacto en cada pisada. Cuando no se elige correctamente, el zapato deja de cumplir su papel protector y aumenta la probabilidad de sufrir esguinces, distensiones e incluso fracturas.
En el campo de la salud musculoesquelética, se ha comprobado que muchos de los pacientes que requieren rehabilitación física CDMX llegan con lesiones que podrían haberse evitado con un calzado adecuado. De ahí la importancia de su uso, no solo en quienes practican deportes de impacto, sino también en personas con jornadas largas de trabajo de pie o en superficies duras.
Un calzado bien elegido puede reducir la incidencia de lesiones de tobillo hasta en un 40% en personas con factores de riesgo, como antecedentes de esguinces o pies con alteraciones biomecánicas.

Factores que influyen para la correcta elección del calzado
Seleccionar un calzado no debe hacerse de forma impulsiva ni basándose únicamente en el diseño. Existen factores clínicos, biomecánicos y contextuales que influyen directamente en la capacidad del zapato para proteger el tobillo y garantizar un desempeño seguro en cada actividad.
Por ello, es fundamental analizar distintas variables antes de tomar una decisión. Los especialistas en medicina del deporte en CDMX insisten en que personalizar la elección del calzado según la condición física y el historial clínico de cada paciente es lo que marca la diferencia.
1.- Tipo de actividad
No todas las actividades requieren el mismo tipo de calzado, es decir, el calzado para correr debe tener amortiguación reforzada en el talón y el antepié, mientras que los tenis para entrenamientos de fuerza priorizan la estabilidad lateral y firmeza de la suela.
Por otro lado, en deportes de contacto, como el baloncesto o fútbol, el tobillo demanda mayor protección contra movimientos bruscos y cambios de dirección. Incluso en la vida diaria, un zapato de trabajo que no amortigüe adecuadamente puede generar sobrecargas que terminan en microlesiones.
2.- Forma y biomecánica del pie
Cada pie es único; existen pies planos, cavos y neutros, así como distintas alineaciones de la pisada (pronadora, supinadora o neutra), variaciones que influyen directamente en el tipo de calzado que se debe usar.
Un pie plano requiere soporte adicional en el arco para evitar que el tobillo se desplace hacia adentro, mientras que un pie cavo necesita más amortiguación para reducir el impacto. Evaluar la biomecánica del pie con un especialista permite identificar qué tipo de suela, plantilla y ajuste son los más adecuados.
3.- Superficie de uso
Correr en asfalto no genera las mismas demandas que hacerlo en tierra o en superficies sintéticas. Las canchas deportivas, con sus variaciones en fricción y rebote, requieren calzado específico para evitar torceduras. De la misma manera, en ambientes laborales, las superficies resbaladizas o duras aumentan la necesidad de un calzado con suela antideslizante y soporte adicional en el tobillo.
4.- Historial de lesiones
Quienes ya han sufrido lesiones de tobillo deben ser más estrictos en la elección del calzado, ya que un esguince previo debilita los ligamentos y aumenta la posibilidad de reincidencia si no se utiliza un zapato con soporte suficiente.
El historial clínico, junto con una valoración de la estabilidad del tobillo, permite identificar qué características del calzado son prioritarias. En algunos casos, será necesario cambiar el uso de calzado especializado con plantillas ortopédicas o soportes externos recomendados por el fisioterapeuta.

Características del calzado adecuado
Un calzado diseñado para proteger el pie debe cumplir con varias características técnicas. En este sentido, la estabilidad lateral es fundamental, ya que limita los movimientos excesivos que suelen ocasionar torceduras. Asimismo, el soporte en el arco ayuda a mantener una alineación correcta, mientras que la amortiguación reduce el impacto en cada paso, especialmente en deportes de alta intensidad.
El ajuste también es indispensable, ya que un zapato demasiado flojo permite desplazamientos internos del pie que aumentan el riesgo de inestabilidad, mientras que un calzado excesivamente apretado puede limitar la circulación y generar molestias que derivan en una pisada deficiente.
Además, los materiales del calzado deben ser resistentes, transpirables y duraderos. Una suela de calidad mantiene sus propiedades de amortiguación y adherencia durante más tiempo, mientras que los tejidos que permiten la ventilación evitan la acumulación de humedad, reduciendo el riesgo de irritaciones o infecciones.
¿Cuándo acudir a un especialista?
Aunque existen lineamientos generales para elegir calzado, no todos los casos son iguales. Si una persona experimenta dolor recurrente en el tobillo, molestias al caminar o sensación de inestabilidad, es recomendable acudir a un especialista.
En HOLFER contamos con los profesionales y herramientas adecuadas para evaluar la biomecánica de la pisada, identificar debilidades musculares y recomendar el calzado más adecuado según cada condición particular.
También es importante acudir a nuestra clínica de rehabilitación física en CDMX después de una lesión de tobillo, incluso si se considera leve. Muchas veces, lo que parece un esguince menor puede generar una alteración en la estabilidad del tobillo que, si no se corrige, aumenta el riesgo de nuevas lesiones.
Al final, invertir en calzado adecuado es invertir en movilidad, prevención y calidad de vida. La elección consciente se convierte en un recurso preventivo tan valioso como el entrenamiento físico o la recuperación en fisioterapia, consolidando la base para un desempeño seguro y sostenible en cada paso que se da.